LA ÓPERA Y... LA MEDICINA: EL DOCTOR BARTOLO

Comienza hoy una sección que tratará de la relación entre la ópera y diversas ramas de la ciencia o el arte. He querido empezar por la medicina, como homenaje y por lo mucho que tenemos que agradecer (especialmente en los últimos tiempos) a los profesionales sanitarios. Gracias siempre a todos ellos, a los que ya ejercen su profesión, a los que están próximos a desempeñarla de forma plena y a los que van a emprender o han emprendido ya el camino.

Ya entrando en materia, cabe señalar que el profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid a la par que barítono, Joan Soriano, ha realizado un estudio acerca de la relación entre la ópera y la medicina. De las casi quinientas óperas que ha analizado, alrededor de un siete por ciento cuentan con un médico como personaje. En algunos casos se trata de lo que hoy conocemos como médicos de atención primaria; en otros, el galeno es especialista en alguna rama sin identificar de la medicina. Asimismo, en algunas de estas óperas hay personajes que sufren de diversas enfermedades, tanto físicas como psíquicas. En todos los casos, el papel del médico en la ópera está representado por un personaje masculino (¡cómo no!), mayoritariamente un barítono o un bajo. 

Si nos fijamos en la ópera bufa en concreto, il dottore está indiscutiblemente influenciado por Il Dottore de la Commedia dell’Arte, una forma de teatro que surgió en Venecia a mediados del siglo XVI. Era un teatro de improvisación que se representaba en las plazas públicas, en el que, mediante el uso de máscaras, se ironizaba sobre los arquetipos humanos. Il Dottore era un personaje de origen boloñés, que se enorgullecía de haber pasado por la universidad y que, desesperado por mostrarse erudito, aceleraba sus palabras hasta volverlas ininteligibles. Por supuesto, en el vértigo de su discurso olvidaba escuchar a los demás.

Tal vez el más famoso de estos médicos líricos bufos es el doctor Bartolo (que mencioné de pasada en la entrada de ayer). Se trata de un personaje ideado por Pierre-Agustin de Beaumarchais (1732-1799), que aparece en dos obras suyas: “El barbero de Sevilla” y su continuación, “Las bodas de Fígaro”. Trasladado a la ópera, lo encontramos en: “El barbero de Sevilla” (1816), de Gioachino Rossini y “Las bodas de Fígaro” (1786), de Wolfgang Amadeus Mozart.

Por el aquel de no alargar la entrada en demasía, me referiré únicamente al doctor Bartolo de Rossini, un médico ya entrado en años que ejerce como tutor de una tierna y bella muchacha, a la que tiene encerrada. El propósito de esta reclusión forzada es casarse con ella, no tanto por su belleza sino por su fortuna.

En su aria, “A un dottor della mia sorte” (A un doctor de mi categoría) don Bartolo presume de su condición de médico erudito; a medida que su discurso va haciéndose más encendido, la música se acelera hasta el vértigo. Al dottore las palabras se le enredan unas con otras y llegan a convertirse en onomatopeyas, igual que le sucedía a la máscara de Il Dottore cuando mezclaba boloñés con latín para demostrar cuán sabio era:

Carlos Feller encarna al doctor Bartolo en una producción de "Il barbiere de Siviglia" de 1980.

Vuelvo a dejaros algunos datos de esta ópera, por si queréis conocer la historia completa:

  • Título: "Il barbiere di Siviglia" (El barbero de Sevilla)
  • Ambientada en: Sevilla, siglo XVIII.
  • MúsicaGioachino Rossini (Pésaro, Estados Pontificios, 29 de febrero de 1792 - Passy, París, 13 de noviembre de 1868)
  • LibretoCesare Sterbini, basado en la comedia del mismo nombre de Pierre-Augustin de Beaumarchais.
  • Estreno: 20 de febrero de 1816, Teatro Argentina de Roma.
Enlaces:
Fuentes: medwave.cl, revista.espacio17musas.com, fundacionlucassierra.cl, laopera.net.

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