LA CALLAS, LA TEBALDI Y LA BATALLA DE LAS VERDURAS

"Cuando mis enemigos dejen de murmurar enfurecidos sabré que estoy perdiendo facultades" 

María Callas. 

En un blog que hable de ópera, es de obligada aparición Maria Anna Cecilia Sofia Kalogeropoúlou, Maria Callas, la soprano más eminente del siglo XX. La entrada de hoy trata de la mítica rivalidad entre Maria Callas y Renata Tebaldi, circunstancia que es raro que no conozca un buen aficionado a este género. ¿Y las verduras, qué pintan en todo esto? He de aclarar que con “la batalla de las verduras” no me refiero a que las dos divas se encontrasen por casualidad en la frutería y, empuñando cada una un apio de tamaño extragrande, se liasen a mandobles. Enseguida veremos qué fue lo que sucedió.

Maria era una mujer de carácter enérgico y expeditivo, cualidades que son tan necesarias en determinadas ocasiones. La forma en que nuestra heroína, en la anécdota a la que me voy a referir, demostró hasta qué punto tenía arrestos resulta admirable, como no podía ser de otro modo en una mujer como ella. Ocurrió en la Scala de Milán el teatro en el que, hay que recordarlo, hubo durante años una grada anti-Callas, a causa de su mítica rivalidad con la Tebaldi.

Maria Callas como Violetta Valéry. Fuente: hoyesarte.com

Contaba el director Luchino Visconti, que adoraba a la diva, cómo durante una representación de "La traviata" María le había advertido que, probablemente, el público haría ruido o gritaría para distraerla en los momentos más importantes. En los silencios previos a la grandes notas, era habitual que se oyese un "¡Viva la Tebaldi!" o un abucheo. Y entonces la Callas, que no veía a los alborotadores pero los escuchaba, soltaba la nota igual que un dragón escupe fuego, y la ópera se volvía un campo de batalla enloquecido, donde señores vestidos de frac y damas envueltas en ropas de alta costura gritaban y abucheaban como si estuviesen presenciando una lucha entre gladiadores.

Aquel día, cuando terminó el primer acto, la mayor parte del teatro empezó a aplaudir y a tirar flores al escenario. La grada anti-Callas la abucheaba, como era habitual, pero ella seguía saludando y sonriendo. De repente empezaron a caer sobre el escenario verduras de todo tipo que empezaron a lanzarle sus detractores. Visconti, que estaba entre cajas, mandó a un asistente que quitase inmediatamente las verduras del escenario, no sin advertirle que dejase las flores. Pero fue demasiado tarde. María, que aunque era corta de vista tenía un oído espectacular, supo por el sonido que los objetos hicieron contra las tablas que no eran flores lo que habían tirado. Sin amilanarse, la Divina se agachó para hacer una reverencia, cogió del suelo un manojo de rábanos, los levantó y, después de pedir silencio al público, preguntó: "¿Quiere alguien decirme dónde consiguen estas verduras? ¡Tienen un aspecto estupendo!". El público, sorprendido por la deliciosa reacción de la injustamente vejada artista, prorrumpió en sonoros aplausos,. Resultó de una justicia poética que, andando el tiempo, ese mismo público apodara a Maria como "La Divina".

La tensión entre la Callas y la Tebaldi contribuía a llenar los teatros. El que fuera director de la Scala, Antonio Ghiringhelli, intentó sin éxito que las dos divas subieran juntas al escenario, pues ellas se negaron rotundamente. Sin embargo, Ghiringhelli tuvo una idea: como la Callas había inaugurado la temporada 1952-1953 dispuso que, en justicia, la siguiente fecha fuese para la Tebaldi. Pero se le ocurrió algo más: que las divas enterraran su rivalidad yendo a ver cada una la actuación de la otra, para que el público viera que no existía enemistad. La Callas cumplió el compromiso y aplaudió como nunca a la Tebaldi, pero cuando le tocó el turno a esta última de ir a ver a la primera, simplemente no llegó...

Maria Callas y Renata Tebaldi. Fuente: noticiasargentinas.com

Cuenta la Callas en sus memorias que había conocido a la Tebaldi, en la Arena de Verona (cuando Maria debutó con La Gioconda) y que, con el tiempo, habían llegado a hacerse grandes amigas. Por eso, relata con profunda pena un desagradable episodio que sucedió en Brasil. Mientras Maria cantaba "Tosca" en Río de Janeiro, Renata cantaba "Andrea Chénier" en Sâo Paulo. Su "Tosca" había sido objeto de airadas protestas y Maria sentía curiosidad por saber el nombre de la soprano que la había sustituido. Y tuvo el dolor de enterarse que se trataba de Renata. En sus reflexiones, Maria se decía a si misma que Renata no podría haber querido perturbar su amistad de esa manera, y que tal vez un malentendido, doloroso e incomprensible, se encontrase en la base de todo. Esperaba que, algún día, recuperaran su bonita amistad. Y, en efecto, andando el tiempo, se produjo la reconciliación. Menos mal.

Fuentes: jotdown.es, anecdotasdecinemusicayarte.blogspot.com y "Maria Callas, cartas y memorias", edición a cargo de Tom Volf .

Os dejo con unos pequeños fragmentos de una "Traviata" con Maria Callas y Alfredo Kraus. Fue la única vez que compartieron escenario, el 27 de marzo de 1958. Que lo disfrutéis:

Maria Callas y Alfredo Kraus en "La traviata". Lisboa, 27 de marzo de 1958.

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