ERASE UNA VEZ, EN UN PUEBLO DE SICILIA

Sabemos ya cómo se gestó la "Cavalleria rusticana" de Mascagni. Pero ¿cuál es la historia que cuenta? ¿cuáles son sus personajes? Veamos.

Los personajes

  • Santuzza, joven aldeana (soprano).
  • Turiddu, aldeano que ha regresado del ejército (tenor).
  • Lola, novia de Turiddu antes de que éste se alistase en el ejército y actualmente esposa de Alfio (soprano).
  • Alfio, arriero (barítono).
  • Mamma Lucia, madre de Turiddu (contralto).
  • Campesinos, niños, arrieros, etc.

El argumento

Estamos en un pueblo de Sicilia, a finales del siglo XIX. A lomos de una borriquilla, un joven recorre los campos mientras canta una hermosa canción a su amada. Está a punto de amanecer.

Poco a poco, el pueblo se va despertando con la luz del sol y cada cual se dispone a ocuparse de sus quehaceres. Todos menos una mujer, que camina ansiosa de un lado a otro, tratando de esconderse de la gente.

Es el día de Pascua y las gentes se reúnen en la plaza, para tomar algo en la taberna de mamma Lucia antes de ir a la iglesia, que está enfrente del establecimiento. Llega Santuzza, la mujer que vagaba sin rumbo fijo. No puede hablar con mamma Lucia mientras se encuentre allí aquella multitud, de modo que decide esperar. 

A solas ya las dos mujeres, Santuzza pregunta a la tabernera por el paradero de su hijo, Turiddu. La anciana le dice que ha ido a Francofonte, a por vino. Santuzza le replica que no es cierto, que alguien le vio la noche anterior en el pueblo. Mamma Lucia, desconcertada, se pregunta por qué, si eso es cierto, su hijo no ha vuelto aún a casa. Para ponerse a salvo de ojos y oídos indiscretos, la tabernera invita a Santuzza a entrar en su casa. Pero la joven no puede hacerlo, porque está excomulgada. 

Llega el carretero Alfio, de vuelta de un largo viaje. Saluda efusivo a un grupo de amigos, y presume ante ellos de que su mujer, Lola, es “toda fidelidad”. Mamma Lucia y Santuzza contemplan la escena mientras se cruzan miradas que dicen mucho más que las palabras. 

Alfio pide a la anciana un determinado vino, pero la anciana no sabe si le quedará; Turiddu se ha ido en busca de provisiones para la taberna. Alfio no sale de su asombro, pues ha visto al muchacho esa misma mañana, cerca de su propia casa... 

Las campanas anuncian la misa. Las gentes van entrando en la iglesia y las dos mujeres se quedan de nuevo solas. Es entonces cuando Santuzza, que siente una necesidad imperiosa de desahogarse, recuerda a la que debería ser su suegra cómo antes de marcharse a la guerra Turiddu había sido novio de Lola. Pero cuando volvió, se encontró con que su amada, cansada de esperarle, se había convertido en la esposa del rico carretero Alfio... Fue entonces cuando Turiddu buscó consuelo en ella, y se amaron... hasta las últimas consecuencias. Pero ¡ay! la posesiva Lola apareció de nuevo en sus vidas. Celosa de que el que fuera su novio tuviese un nuevo amor, se propuso conquistar de nuevo a Turiddu. Y lo consiguió: se hicieron amantes. A partir de entonces y por más que Santuzza le preguntara una y otra vez, Turiddu negaba siempre que siguiese amando aún a Lola. Pero la dolorosa verdad es otra...

Entra en escena Turiddu, que finge estar de vuelta de Francofonte. A solas con Santuzza, los ánimos de los dos se caldean hasta que estallan en una fuerte discusión. Dicen que la mejor defensa es un buen ataque, de modo que Turiddu acusa a Santuzza de haberle estado espiando y finge indignarse. 

Se escucha de lejos, la voz de Lola, que se va acercando. Va cantando una canción, con el aire de una muchacha grácil e inocente. Santuzza y Turiddu se retan con la mirada. Por fin, entra en escena y, con una estudiada “inocencia” se dirige a Turiddu. A Santuzza le hierve la sangre y no puede evitar intervenir. La conversación entre las dos mujeres es muy tensa. Cada una sabe lo que siente y piensa la otra.

Turiddu trata de poner fin a aquella desagradable escena, trata de irse con Lola. Pero Santuzza, con determinación, le insta a que se quede, pues aún tiene cosas que decirle. Vestida de una impostada inocencia, Lola se despide y se dirige a la iglesia, cantando.

Ya solos Turiddu y Santuzza, se enzarzan de nuevo en una discusión que, esta vez, llega a hacerse violenta. Santuzza, que no sabe qué hacer para no perder a Turiddu, le suplica, se humilla, se arrastra. Pero él no cede, y llega a enfadarse tanto que empuja a la muchacha, que cae bruscamente al suelo. Acto seguido, se marcha, seguido por el eco de la maldición que ella le arroja. 

Santuzza está loca de desesperación. Justo en ese momento vemos llegar a Alfio y Santuzza, presa de un arrebato le cuenta que, mientras él va a ganarse honradamente el pan por los caminos, su mujer le “adorna la cabeza” con Turiddu. Alfio no puede dar crédito a lo que oye. Como una tormenta que estalla, jura venganza. 

Tras esta tremenda escena y para calmar los ánimos del espectador, llega el archifamoso “Intermezzo”....

Termina la misa y los parroquianos salen de la iglesia. Lola quiere irse a casa, pues aún no ha visto a su marido, pero Turiddu dice que no se preocupe, que ya aparecerá. Y, por supuesto, se queda. Turiddu propone a los presentes tomar una copa de vino. El y Lola se miran de reojo. Se sienten confiados y seguros.

 

Con la bravura de un huracán, Alfio interrumpe la escena. Un silencio espeso cae a plomo sobre los presentes. Turiddu, con una fingida simpatía, ofrece un vaso de vino al carretero, pero éste lo rechaza de un manotazo. Turiddu comprende. Alfio se lanza sobre su rival y le muerde en una oreja (por aquel entonces era la señal mediante la que se retaba a duelo, no pensemos cosas raras) Quedan en encontrarse detrás de un huerto cercano. 

Mientras mamma Lucia recoge la mesa, Turiddu le dice que necesita salir para despejarse, pues ha bebido demasiado vino. Pero antes le pide que le bendiga y que, si no vuelve, cuide de Santuzza como si fuese su hija. La madre está desconcertada, no entiende por qué su hijo habla así... Él le dice que es el vino el que habla. La besa, la abraza, una y otra vez; al fin, se va corriendo sin mirar atrás. 

Mamma Lucia está muy asustada. Aparece Santuzza y las dos mujeres, muertas de miedo, se abrazan. La plaza comienza a llenarse de gente. De repente, un aldeana grita que han matado al compadre Turiddu. Incrédulos, ninguno de los que la escuchan es capaz de articular palabra. La aldeana no deja de gritar mientras se acerca. Santuzza chilla como un animal herido y mamma Lucia cae al suelo, desmayada.

Nota: todos los vídeos y audios que ilustran este artículo pertenecen a una producción filmada de "Cavalleria rusticana", dirigida por Franco Zefirelli en 1981, con Plácido Domingo, Elena Obraztsova y Renato Bruson entre otros intérpretes.

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